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Delirium postoperatorio: una complicación prevenible con grandes consecuencias

Delirium y cirugía: un riesgo real

El delirium postoperatorio (DPO) y el deterioro neurocognitivo relacionado con la cirugía son dos complicaciones frecuentes pero subestimadas, especialmente en pacientes mayores.

Lejos de ser efectos pasajeros, estas condiciones pueden alterar la recuperación funcional, incrementar la dependencia y prolongar la estancia hospitalaria.

En este artículo, basado en la lección del Prof. Stefano Romagnoli, revisamos los mecanismos implicados, los factores de riesgo, los métodos diagnósticos y, sobre todo, las estrategias de prevención y tratamiento que pueden marcar una diferencia real en la evolución del paciente.

¿Qué es el delirium postoperatorio?

El delirium postoperatorio es una alteración aguda de la función cerebral que se manifiesta como confusión, falta de atención, pensamiento desorganizado y fluctuaciones en el nivel de conciencia.

Puede aparecer en las primeras horas o días después de una intervención quirúrgica, especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas.

Es importante distinguirlo del delirio psicótico: el delirium es una manifestación orgánica, no psiquiátrica. Existen tres formas clínicas: hiperactiva, hipoactiva y mixta.

La forma hipoactiva, caracterizada por apatía y somnolencia, es la más frecuente y a menudo la más difícil de reconocer, pero también la más peligrosa.

Historia y evolución del concepto

El concepto de delirium no es nuevo: ya en tiempos de Hipócrates se describían estados de confusión aguda tras fiebre o traumatismos. En el siglo XIX, médicos como George H. Savage identificaron alteraciones mentales posoperatorias relacionadas con el uso de anestesia.

A finales del siglo XX, estudios publicados en revistas de alto impacto alertaron sobre el deterioro cognitivo prolongado tras la anestesia, especialmente en mayores de 65 años.

Hoy sabemos que el delirium no es solo una complicación transitoria, sino un factor de riesgo significativo para la pérdida cognitiva a largo plazo.

Mecanismos fisiopatológicos y factores de riesgo

El delirium es un síndrome multifactorial en el que confluyen vulnerabilidad individual y factores desencadenantes. Los mecanismos propuestos incluyen alteraciones en la neurotransmisión (reducción colinérgica, aumento dopaminérgico), neuroinflamación, desequilibrios metabólicos y estrés quirúrgico.

Los principales factores de riesgo son: edad avanzada, deterioro cognitivo previo, desnutrición, polifarmacia, aislamiento, infecciones, cirugía mayor, alteraciones del sueño y hospitalización prolongada.

Cuanto menor es la reserva neurocognitiva del paciente, mayor es su riesgo de desarrollar delirium ante estímulos clínicos incluso mínimos.

Diagnóstico y herramientas de evaluación

El diagnóstico del DPO requiere herramientas validadas que permitan identificar la disfunción cognitiva de forma sistemática. La primera etapa es evaluar el nivel de sedación mediante la escala RASS.

Luego, se puede aplicar el CAM-ICU, el test 4AT o la lista de verificación ICDSC. Estas herramientas ayudan a distinguir entre agitación, somnolencia y verdaderas alteraciones cognitivas.

La evaluación frecuente es esencial, ya que el DPO puede tener un inicio súbito y fluctuante. La monitorización permite intervenir precozmente y evitar complicaciones.

Prevención: la estrategia más eficaz

La buena noticia es que más del 40% de los casos de delirium postoperatorio pueden prevenirse con medidas simples y no farmacológicas.

Estas incluyen: reorientación frecuente del paciente, estimulación cognitiva, movilización precoz, uso de ayudas visuales y auditivas, mejora de la calidad del sueño y participación activa de la familia.

Programas como HELP (Hospital Elder Life Program) y los protocolos ERAS (Enhanced Recovery After Surgery) han demostrado reducir la incidencia del DPO y mejorar la recuperación global. La clave está en intervenir en todas las fases del proceso quirúrgico: preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria.

Tratamiento farmacológico: solo cuando es necesario

El tratamiento farmacológico del delirium debe reservarse para situaciones de agitación grave que pongan en peligro la seguridad del paciente o del personal sanitario.

El haloperidol sigue siendo el fármaco de primera línea, administrado a la dosis más baja posible y por el menor tiempo necesario. También pueden utilizarse antipsicóticos atípicos como quetiapina o risperidona.

Las benzodiacepinas se deben evitar, salvo en delirium por abstinencia alcohólica. La dexmedetomidina ha mostrado beneficios en cuidados intensivos por su perfil sedante sin efecto depresor cognitivo marcado. Aun así, ningún tratamiento es tan eficaz como la prevención.

Delirium y deterioro cognitivo: una relación compleja

El DPO no solo afecta a corto plazo: se ha demostrado que aumenta significativamente el riesgo de disfunción cognitiva postoperatoria persistente.

Estudios de seguimiento a largo plazo indican que los pacientes que desarrollan delirium tras una cirugía mayor presentan un deterioro acelerado de su función cognitiva, con mayor incidencia de demencia.

Los mecanismos incluyen neuroinflamación, disrupción de la barrera hematoencefálica y aumento de biomarcadores asociados a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

En este contexto, el delirium se convierte en una señal de alerta que debe tomarse muy en serio.

Directrices europeas y retos futuros

La Sociedad Europea de Anestesiología y Cuidados Intensivos (ESAIC) ha publicado recientemente directrices actualizadas que recomiendan una evaluación estructurada del riesgo, la monitorización EEG durante la anestesia, y la implementación de estrategias preventivas multicomponente.

La detección precoz y la intervención individualizada son claves para mitigar el impacto del DPO. El desafío futuro será integrar estos protocolos en la rutina clínica, formando a equipos multidisciplinarios capaces de actuar desde el preoperatorio hasta el alta hospitalaria, con una visión centrada en la persona.

Delirium postoperatorio: prevenir es cuidar

El delirium postoperatorio es una complicación frecuente, grave y costosa, pero también ampliamente prevenible. Requiere una atención proactiva por parte de todo el equipo de salud, desde el anestesiólogo hasta el personal de enfermería, pasando por geriatras, fisioterapeutas y familiares.

La formación continua en este campo, como la ofrecida en el itinerario ATI14 ES, es fundamental para garantizar una atención quirúrgica segura, humana y de calidad. Prevenir el DPO no es solo una cuestión técnica: es un compromiso ético hacia nuestros pacientes más vulnerables.


Los contenidos de este artículo están basados en la lección «Delirium postoperatorio y deterioro neurocognitivo», impartida por el Prof. Stefano Romagnoli, Catedrático de Anestesiología y Reanimación en la Universidad de Florencia.

El material original forma parte del Itinerario Formativo ECM de ATI14 ES. Los contenidos se utilizan con fines divulgativos y siguen siendo propiedad de sus respectivos autores.


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